3.9.09

Diálogos de domingo

Paseando por la orilla sur del pensamiento, me puse a tiro de flexión del cuello de ella.
Me miró, nos miramos. Empezamos a hablar.
Hola, ¿qué haces ahí dentro?, ¿quién te dió esa esclavitud?. A media altura de tu ala una valla y a la velocidad que corres... y vives en un cercadito de 10 metros de diámtero para mirar a tu compañero que pasa el día cazando moscas a la sombra del valde en el cercado contiguo. Parecen los dos fieles representantes de la nueva urbanidad de los pisos de 20 metros cuadrados, decorados con fotos de piedritas de Ikea en blanco y negro, los mismos que hacen ascos al callao de la playa que tienen al lado. Es que no tienen glamour las piedras locales.
Un día nos damos una vuelta, pero tienes que agachar la cabeza un pizco para entrar en el coche, Tico es un poco flojo y va camino de jaima el techo.
Mientras tanto, un joven vestido de domingo paseo por el parque observa la escena retirado unos metros fuera del campo visual. Medio sonríe, piensa que nos conocemos de antes, no va desencaminado, en otra época venía a hablar con platero que ya no está, los monos que tampoco, las cabras mala leche y estos avestruces. Ella está parada delante mía y no me quita ojo, la escena tiene su cosa.
Y ahora pensando mi niña, y a estas alturas del encierro, quizás desde tu jaula veas que yo ando en otra jaula, por que de la viceversa te estoy hablando y no te hace mucha ilusión lo que te digo. La libertad es un concepto mal aprendido en esta sociedad, igual eres hasta feliz ahí dentro (creo que estoy siendo empático). Pues mira gracias por la conversa, ya tengo algo para pensar, las burbujas de comunicación que nos montamos los humanos urbanos mirándonos el ombligo desde nuestros nichos vitales.
Agachó la cabeza, caminó despacio hacia el comedero y allí nos despedimos hasta otra ocasión con menos público, que al final un grupo de jovencitos nos miraba con cara de estar alguno de los dos poco cuerdo, y creo que yo no era. Se podía leer en los ojos: mira tú, un avestruz ponerse a hablar con un pibe en el parque, o, mira el pibe, hablando con el avestruz como si se enterase de algo.
Las burbujas las reparte el viento, pero las escucha el tiempo, cada uno se mete en la que más le gusta, a seguir interpretando el guión desde la celda encomendada...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay personas que hablan mucho, pero que al final no dicen nada, o en su defecto, carecen de importancia.. otros hablan poco pero dicen mucho con 4 palabras contundentes o una simple frase bien hecha de esas que llegan directas.. y finalmente los hay que hablan y te deleitan con sus saberes, aprendes y compartes..

Anda que no se echó en falta tu presencia el otro dia en una "batalla tertuliana" sobre conquistadores, canariis, guanches, tagorores, montañas, simbolos sagrados y un largo etcétera..

Un saludo!

Jose Coyote dijo...

Hola Tania, me hubiera gustado estar en la tertulia que comentas, pero si no es esa seguro que tendremos otra la próxima vez que caminemos por los senderos de la palabra no escrita de la isla con sus historias y silencios, salu2