Por haberme permitido escarbar en sus cuadros la memoria escrita en piedra con cara de mujer de nuestros antepasados desde el escalón de la historia. Por enseñarme otro código de La Quesá, La Rajá y La Agujerá en blanco y negro. Por conducirme a las cuevas donde se sentó a escribir la luz con su pincel. Por darle alma al paisaje. Gracias, 40 y tantos años después.
29.12.11
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2 comentarios:
hola querido amigo tu si que tienes suerte de ver tan mágicos paisajes...
Y tú también que las Torres del Paine las querría tener cerca para caminarlas, que por cierto se parecen al lugar donde hice la foto pero en chico.
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