Cuevas de Ajuí o de Ajuy

Tras un sendero bien resuelto entre arenas fósiles y escaleras empinadas en el cantil, llegamos a esta maravilla geológica que se da en pocos lugares del planeta Tierra. La corteza oceánica se encuentra normalmente a 2 o 3000 metros bajo nuestros piés, pero en Ajuí aflora a la superficie entre espectaculares cuevas tras la erosión. Asistimos a la formación de Canarias, a la separación de África y América, a leyendas de muertos (una de ellas es la Cueva de los Muertos) y piratas, a la conquista de Fuerteventura (por la playa fue uno de los desembarcos).
Una de las cuevas tiene fama por que ocurren cosas extrañas. Hay quien ha visto fantasmas, muertos, etc. Uno es bastante agnóstico a las para-flipadas (eso no quita que busque la luz de Mafasca y la razone). En un punto determinado de la cueva hay (es una opinión) una acumulación geomagnética bastante alta. La cámara de fotos funcionaba, pero no todas las funciones. Perdió el nivel y se trafucó con la larga exposición. Unos metros más allá todo iba perfecto. Después me contaron de gente que no le funciona la cámara de video dentro de la cueva. Puede tener su lógica. 

Los dos bocinegros que nos comimos se quedaron en revuelto de espinas. Que cosa más rica. Las camareras, que miraban con media sonrisa, acabaron por decirme: "te gusta el pescado y lo disfrutas". Gente amable y de buena educación en la Jaula de Oro. 
Del pescado se come todo, cabeza, ojos, lengua, cola... con cubiertos y con las manos. Ya después el limón se encarga de limpiar.