Arrimando el ojo al risco por Tamadaba apareció esta cara de perro demoníaco en la sombra. Para los antiguos canarios de varias islas los espíritus malignos se aparecían con forma de perros grandes lanudos. En Gran Canaria los llamaban Tibicenas, en Tenerife Guacanchas, en La Palma Iruene. La leyenda de Tenerife que hay en la wikipedia es bonita, copio y pego:
Para los aborígenes guanches de la isla de Tenerife estos perros demoníacos eran los hijos del demonio o diablo (Guayota), el dios maligno oscuro. Según las creencias guanches, un día el demonio Guayota raptó al dios Magec, el sol y lo llevó consigo al interior del volcán del Teide en Tenerife, y sumió al mundo en las tinieblas hasta que Achamán (dios del cielo)
lo rescató. Durante aquella larga noche nacieron los Tibicenas.
Aparecieron sin que ningún rastro los atrajese, huyendo del dañino sol,
hicieron de las cuevas y los fondos de los profundos barrancos su hogar,
escarbando en lo profundo de las montañas durante el día, en su afán de
huir de la luz. Según la leyenda los Tibicenas merodean en la noche,
sus aullidos llenan el aire y en los barrancos aguarda el daño y la muerte,
el fuego rojo de sus ojos incendian lo oscuro. Se creía que descendían
de las montañas para devorar el ganado sagrado haciendo estragos entre
la población. Incluso hay leyendas que aseguran que en ocasiones salían
del mar.
Al parecer en el Barranco de Guayadeque se han encontrado cráneos de perros desconocidos de gran tamaño según comenta el que escribió el artículo. Por debajo de estas piedras barranco abajo llegamos a Las Chobicenas, (Chibicenas en algunos mapas) que quizás viene de Tibicenas el término.
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