18.6.09

el Mentidero


Bajo un aguacatero y dos tuliperos del Gabón la luz del día mancha el suelo de callaos del patio del Museo Antonio Padrón. A veces, entre el ajetreo del trabajo diario y el ir y venir de niños y mayores de visita, surgen conversaciones a la fresca de los bancos. Con ese tono socarrón propio del canario, se van tocando temas entre la astucia del que habla y el oído del que quiere aprender. Con mucho respeto la tertulia puede ir de la risa al canto de sirena pasando por el enervamiento. La nueva variante del norte, las cosas del ayuntamiento, el equipo de fútbol del marqués, las visitas de los políticos... se salta de un tema a otro con facilidad y critero mientras los gatos van contando las piedras del suelo. Aquí no hay forma de aburrirse. Si un día le cuadra al que está leyendo, se lo recomiendo, saldrá pensando cosas nuevas y feliz.
Antier me transportó a El Hierro, al Pinar, que ya por fin tiene ayuntamiento propio, al bar de la plaza donde pasaba largos ratos escuchando mundos vividos por otras personas, al mentidero, donde las cosas pueden ser verdad o pueden ser mentira, todo depende de la óptica del cristal con que se mira.

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